Sun 21-07-2024 01:46 PM
Textos interestelares

Cixin Liu, El problema de los tres cuerpos, Traducción de Javier Altayó, 2023
Una de las recientes novelas de ciencia ficción de más éxito es El problema de los tres cuerpos de Liu Cixin, que ha sido llevada al cine y tiene continuación en una segunda y tercera parte. El tema central es el encuentro de la civilización del planeta Tierra con otra civilización emergente a nivel interestelar, la del planeta Trisolaris, en la triple estrella más cercana a nuestro Sol, Alfa Centauro. Su título alude a un problema no resuelto de mecánica de los cuerpos celestes.
Este encuentro se realiza gracias a radioastrónomos chinos mediante el uso de antenas parabólicas, que envían un mensaje de petición de ayuda a otras civilizaciones, ante la situación actual del planeta, y este es recibido por los trisolarianos, que a su vez tienen problemas medioambientales mucho más graves y están centrados únicamente en la supervivencia y en encontrar un mundo más amable para asentarse, viendo a los humanos como una especie a la que es preferible aniquilar para que no entorpezcan sus planes de huida de su hostil mundo de origen y asentarse en la Tierra.
En cambio, los científicos de la Tierra esperan de ellos que contribuyan a la solución de sus problemas, por el medio de la tecnología más avanzada que se supone poseen. Aunque este encuentro está previsto para dentro de varias centurias, el tiempo que tarde en llegar la civilización vecina, que ya está en camino.
En realidad, como tantas veces ocurre en las novelas de ciencia ficción, lo que en ellas se plantean son las cuestiones fundamentales de nuestra sociedad, enfrentada a sus propios problemas y al reto que supone la introducción de nuevas tecnologías informáticas, cuánticas y de comunicaciones espaciales.
De este modo los alienígenas se ven como una proyección esperanzadora o destructiva, haciendo de espejo de los propios conflictos sociales, y ellos a su vez ven a la sociedad humana también como reflejo de sus propias necesidades y aspiraciones, pues en el fondo las relaciones interplanetarias no son o no serán sino una extrapolación más amplia de las propias relaciones sociales, a una escala cósmica.
De esta forma, Liu Cixin se proyecta en sus obras como un representante de la “sociología cósmica” y sus retos e incertidumbres, que no son otros que los de las propias relaciones internacionales, pues como siempre se ha dicho “como es abajo es arriba”, en un juego de espejos, donde el otro aparece unas veces como salvador y otras como enemigo.
Aunque también esté el hecho de que seamos observados y, a veces, monitoreados por civilizaciones vecinas, que oculten más o menos su presencia para no interferir y para mantenernos aislados en un paréntesis, a la espera a que seamos nosotros mismos los que solucionemos nuestros problemas.
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