TEXTOS | Los textos del Paris de Solana

Weblog de Manuel Cerezo Arriaza

Thu 23-08-2012 05:40 PM

Los textos del Paris de Solana

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José Gutiérrez Solana, Paris, Granada, La Veleta, 2008

Transcripción, ordenación de los textos y estudio de Ricardo López Serrano.

Edición de Ricardo López Serrano y Andrés Trapiello. 

Solana visitó Paris por última vez en 1937. Ya había publicado obras sobre Madrid y también La España negra.

Más conocido como el pintor de un etilo inconfundible, dedicó tanto tiempo a la escritura como a la literatura, pues siempre procuró simultanear ambas artes.

Como escritor cultivó la literatura de viajes, principalmente viajes por España. La suya es una literatura atenta, observadora y descriptiva, en la que lo visual tiene un papel preponderante.

Sus viajes al extranjero lo fueron sobre todo a Francia, a Paris, ciudad que visitó y en la que habitó en dos ocasiones. La primera vez como pintor, para exponer sus cuadros en una galería situada en el Faubourg Saint Honoré. No vendió ninguna de las obras por sus precios exorbitantes. Pero sí recorrió la ciudad durante tres semanas.

La segunda estancia fue más extensa, a partir de 1937, durante la guerra civil, en compañía de otros artistas e intelectuales, una iniciativa promovida por el Gobierno de la República. En Paris se alojó en el Colegio de España y expuso los 50 cuadros que se había llevado de España en una galería. Es entonces cuando empieza a escribir sobre Paris. Allí permaneció como exiliado, hasta el final de la guerra, y vuelve a España a cambio de apoyar a Franco. De allí trae cuadros y papeles escritos sobre Paris.

Sus textos parisinos son descripciones de paseante atento y curioso, ambientados en los barrios y calles de diferentes distritos. Se detiene en los espectáculos, en los ambientes sórdidos y miserables. Son notas en las que retrata el Paris que ve a su paso, un Paris naturalista, con esa mirada de la que dice Andrés Trapiello: “Solana miraba las cosas de este mundo como si fueran de otro”.

De vuelta a España sigue trabajando estos papeles, ordenando sus impresiones. Muchos quedaron inéditos y otros fueron publicados por su biógrafo oficial, Sánchez Camargo, que tal vez los pulió.

A estos, los editores de este volumen les han añadido textos que se encuentran en sus manuscritos. El conjunto compone una extensa guía del Paris de los años 30, visto por Solana, pero una guía a veces fragmentaria e incompleta, un Paris contemplado y sentido por la particular retina y percepción solanesca.

Curiosamente las partes dedicadas a museos y pinturas son escasas, y abundan las que hablan de las gentes, los mercados y espectáculos, la vida callejera. Le interesa sobre todo la presencia de España en Paris y habla de música española y de monumentos como La Alhambra, presente en el Museo de Cera. Son abundantes las comparaciones de aquel Paris con el Madrid de entonces.

Sus descripciones parecen apuntes de pintor: “La calle de Luppe es una de las calles más viejas de Paris, calle larga y estrecha de ancianas casas desconchadas con chimeneas altas y ahumadas, estas casas cuentan con tiendas que han convertido en más pequeñas aún la casa, esa casa que tiene un solo piso y una terraza con un balcón en la que hay una vieja vestida toda de negro hasta el gorro”. Un capítulo lo dedica a la muerte en Paris, para hablar de entierros y de cementerios. Con sensibilidad de pintor comenta la luz de Paris. Para él es una luz “gris azulada y neutra, de patio de cristal esmerilado, los colores destacan más que con la luz cruda”. Le interesa el Paris bajo la nieve, el Paris expuesto al frío y a las heladas, en el que de día se ven las cosas como de noche, y en el que las siluetas negras de la gente destacan del blanco inmaculado de la nieve. Esa nieve que de noche refleja la luz de las habitaciones y las inunda con una luz fría y alucinante.           

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