Wed 18-05-2011 06:25 PM
La historia que fluye sin detenerse
Esta obra nos introduce en un universo poético lleno de fantasía, centrado en un mundo infantil desamparado pero que no teme al frío ni a la muerte. Desde un total desapego, se ven las cosas como pura ilusión transitoria, que solo dura instante.
Monelle, personaje central de este mundo, una joven prostituta, casi una niña, que cuida de otros niños desamparados, se deja llevar por la muerte a otro mundo más etérico, lleno de color, evanescente. Su enamorado la sigue y ambos se sumergen en un infinito de blancura, sin contornos.
Es una narración poética, con un fondo autobiográfico, al fin y al cabo Marcel Schwob se enamoró de una joven prostituta del barrio obrero, que murió prematuramente y que precipitó también la muerte del autor, a los 38 años.
El tono de la obra es meláncolico, fluye casi como un ensueño, en el que mezcla una sabiduría milenaria y una fantasía que conectan con los movimientos estéticos del momento: el simbolismo, el esoterismo y el decadentismo.
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