Tue 18-07-2006 12:57 PM
PENSAR LA ESCRITURA
Este es un de los retratos que Rembrandt hizo de su hijo Titus, en el que el niño en actitud pensativa y ensimismada sostiene en su mano derecha el instrumento de escritura dispuesto sobre la mesa y se apoya en un montón de papeles, al tiempo que sostiene en su mano derecha un tintero y un guardaplumas.
El retrato se centra sobre todo en el rostro del joven Titus, sus bucles, los ojos grandes y profundos, la ligera asimetría del rostro marcada por la luz y el gesto de la mano, su ceja izquierda algo enarcada. El niño ha sido sorprendido por el pintor en un instante de recogimiento íntimo, de serena evocación.
Y es también un retrato que muestra de forma elocuente, más allá de su anécdota, el proceso de pensar la escritura, la gestación íntima del texto, que se elabora en la mente antes de pasar al espacio gráfico.
La escritura es un orden de la letra, pero también un texto que hay que planificar, concebir, pensar, diseñar y plasmar, hasta convertir en ese espacio de signos que retienen un sentido.
La gestación del texto es lenta, se entrelaza con múltiples facetas, con recovecos interiores, pues los caminos de la letra en el papel son múltiples, y el lenguaje es una superficie muy plástica sobre la que se pueden trazar infinitos argumentos.
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