Mon 10-01-2005 01:48 PM
Deixis espacial
Este cuadro de Escher Arriba y abajo nos muestra una doble perspectiva de la misma escena, de plano en picado y en contrapicado, provocando un efecto de sorpresa en el espectador. Es la visión desde arriba o desce abajo en que el espacio se sitúa desde el punto de vista del que mira la escena.
El efecto sorprendente de este cuadro pone de manifiesto la relatividad del espacio figurativo, y la presencia de la mirada en toda obra de arte y en toda orientación espacial, subrayada además, en este caso, por el artificio pictórico de la perspectiva lineal. El espacio objetivo está siempre ahí, pero nosotros solo podemos acceder a él desde uno de los puntos de la esfera que idealmente lo conforman, y según ese punto de visión el espectáculo cambia, se transforma; la impresión puede ser de ascensión o de vértigo. Escher ha situado la escena únicamente desde dos de esos puntos de visión posibles, estableciendo un acusado contraste de miradas y proponiendo, al mismo tiempo, la identidad de la escena para indicar como el motivo difiere según la relativa posición del espectador.
En los textos verbales ocurre algo parecido, el discurso todo se instala desde un punto de vista, que suele ser el del hablante, constituido en eje deíctico de la enunciación, implicando un espacio de referencia, su persona, su visión, a partir de la cual todo el mundo circundante se sitúa como arriba o abajo, delante o detrás, a la izquierda o a la derecha, cerca o lejos. El lenguaje dispone de una serie de pronombres demostrativos (este, ese, aquel) y adverbios deícticos (aquí, ahí, allí), así como verbos de movimiento (ir, venir, alejarse, acercarse), para situar esa visión egocentrada del discurso y de la mirada.
A ello se añade la mención del hablante dentro del discurso, por medio de los pronombres personales, los posesivos, y las primeras personas de los verbos. Esta auto-referencia personal suele incluir al tiempo en el discurso, mediante los cronónimos, datadores y adverbios de tiempo.
De esta forma el texto, mensaje lineal y unidireccional en su significante, instaura un marco de consciencia personal espacio-temporal, situado en el punto central de una esfera imaginaria, que es la del espacio, y la del tiempo, a través del presente de la enunciación, presente al fin y al cabo eterno que se desplaza hacia atrás o hacia adelante en su espesor actual, e incluye la mente que organiza el significado y el sentido de un mundo posible o actual.
La deixis personal, en las artes plásticas figurativas, tiene su plasmación ideal en la figura del pintor que dentro del cuadro ejercer la mirada y el oficio de fijar los personajes y la escena en la que él mismo está incluido, como ocurre, por ejemplo, en Las Meninas de Velázquez.
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